Aquí se procederá a desarrollar la morfología implícita en las definiciones de psicología utilizando el heurístico del análisis morfológico. La manera de operar será la que sigue:
Se irá presentando cada dimensión acompañada por sus correspondientes valores. En cada caso se realizará una breve exposición de su significado acompañada de algún ejemplo ilustrativo y paradigmático. Por razones de espacio y para facilitar su comprensión se irán presentando cuadros morfológicos parciales. Un cuadro morfológico es sencillamente la representación de las dimensiones con sus correspondientes valores en forma de columnas adyacentes; cada columna correspondería a un anillo en el sistema de Lullio.
Aclaro que el propósito del ejercicio es básicamente didáctico en relación al fin perseguido. Esto significa que deliberadamente no trataré de ser exhaustivo ni en la consideración de las dimensiones, ni tampoco en la de los valores dentro de las mismas. Invito al lector a que agregue aquello que considere necesario en base a su conocimiento e imaginación.
- Objeto, método y propósitos
- La dimensión "objeto"
Comencemos entonces con la consideración de la primera dimensión de la estructura morfológica básica. Definir una ciencia por su objeto y por su método parece ser una estrategia recurrente. Comenzaré aquí con la consideración del objeto, dejando al método para el punto b-.
Dimensión:objeto
Valores: conducta - vida mental - ambas.
Análisis: Se trata sin duda de la dimensión esencial en la cuestión sobre la naturaleza de la Psicología, al punto que no es exagerado afirmar que las restantes serían subsidiarias de ella. A diferencia de algunas de esas restantes dimensiones el significado de la presente aparece explícito, expresado en los debates académicos en términos de "el problema del objeto". En ese sentido, tampoco es exagerado afirmar que la historia de la Psicología es la historia de los sucesivos intentos de aclarar y definir la naturaleza de su objeto.
Respecto de los valores de la dimensión, vg. los diferentes objetos propuestos a modo del objeto de la Psicología, parecen estar bastante representados en términos de las tradiciones mentalistas y conductistas, una poniendo el acento sobre la mente
[5] , o sobre lo mental, la otra sobre la conducta observable
[6].
Repasemos al respecto algunas definiciones, que expresan el significado de la anterior distinción:
- "Conducta: 1.nombre genérico para todos los modos de reacción muscular o glandular del organismo frente al estimulo; Porciones de reacciones orgánicas susceptibles de observación.(...) 5. Comportamiento exterior de los animales, el nombre inclusive[7]". (Diccionario de Psicología Warren).
- "Conductismo: 1.Psicologia de la conducta. 2. Punto de vista teórico según el cual todos los fenómenos psíquicos pueden ser tratados adecuadamente por el método de la conducta" (Diccionario de Psicología Warren).
- "Mente: {en español, hace siempre alusión al aspecto intelectual de la psique, y por eso no hay que confundir el término con el mental inglés, que casi siempre tiene el sentido de psíquico, como ocurre también con mind, que puede ser en español mente, espíritu y psique, según el contexto}" (Diccionario de Psicología Warren).
- "Mentalismo: Doctrina según la cual la psicología se ocupa (total o parcialmente) del estudio de los fenómenos conscientes {contr. a conductismo.}" (Diccionario de Psicología Warren).
Sin embargo, muchos son los autores que piensan que la Psicología puede ocuparse legítimamente tanto de la mente como de la conducta (y -fundamentalmente- de su peculiar relación), o que -con mayor énfasis- eso es precisamente lo que debe hacer. Una particular versión de lo anterior es la de aquellos autores que conceptualizan el significado de uno de los términos (en general: "conducta") de manera tal que incluya al otro.
En ese sentido, son ilustrativos algunos pasajes de la siguiente definición, que a su vez espero que complemente las anteriores. El subrayado es mío.
"Psique: 1. El principio de la vida. 2. (especif.) El principio de la vida psíquica. 3.Suma total de las actividades de un organismo, por medio de las cuales éste responde como un sistema dinámico e integrado a las fuerzas externas, gen. en alguna relación con su propio pasado y futuro. 4. Totalidad organizada de los procesos conscientes e inconscientes. {Término usado en lugar de espíritu o del término hist. alma por los psicólogos y psicoanalistas modernos. Cada autor interpreta o utiliza estos términos con diversos matices de significado. Algunos se refieren únicamente a la actividad reactiva (conducta); algunos comprenden también los fenómenos conscientes, y otros, finalmente, incluyen los fenómenos conscientes e inconscientes (..). Psique (4) puede limitarse a las experiencias conscientes y sus elementos supuestos (punto de vista introspectivo) o incluir las implicancias intencionales o télicas de estas experiencias y de las actividades motoras resultantes.} Ingl. mind, psyché; fr. esprit; al. psyché, Geist, seele.(Diccionario de Psicología Warren).
En nuestro medio un importante antecedente de la manera de conceptualizar la conducta en un sentido amplio lo constituye el de Bleger, en el mismo trabajo ya mencionado.
Al respecto, Bleger comienza por citar a Koffka (1941) en lo que refiere a su denominada concepción tripartita según la cual "la conducta externa y la conducta interna están "no sólo acopladas" por fuerza y accidentalmente, sino"emparentadas por esencia y unidas objetivamente". Luego refiere a la definición de conducta de Lagache, a la que también cita: "el conjunto de operaciones fisiológicas, motrices, verbales y mentales por las cuales un organismo en situación reduce las tensiones que lo motivan y realiza sus posibilidades".
Bleger refiere además a la conceptualización totalista de conducta dada por Lagache, cuyas dimensiones abarcan (siempre de acuerdo al mismo Bleger):
"1) la conducta exterior manifiesta; 2) la experiencia, tal como ella es accesible en el relato, incluyendo las modificaciones somáticas objetivas; 3) modificaciones somáticas objetivas, tal como ellas son accesibles a la investigación fisiológica; 4) los productos de la conducta: escritos, dibujos, trabajos, tests, etc[8]."También, autores de la denominada corriente fenomenológica como Merleau Ponty (1976) , desde un marco filosófico diferente arriban a conclusiones similares. Así, al menos parece cuando en su ya clásica crítica sobre la existencia del "hombre interior", sostiene que a la realidad del fenómeno de la conciencia no cabe encontrarla ni en el objeto intencionado ni tampoco en una facultad encerrada sobre sí misma, sino en la misma malla de relaciones intencionales entretejida entre la conciencia intencional y el objeto intencionado.
Por otra parte, también se destaca que en el contexto de las posiciones mentalistas, a su vez existen decisiones respecto a lo que en esencia constituye la naturaleza de lo mental. En efecto, la polémica sobre el objeto de la Psicología es anterior a la emergencia del conductismo, y a la del psicoanálisis. Ya en la misma (denominada) Psicología de conciencia, subsistían (y aún subsisten) debates en torno a si el objeto lo constituían los actos psicológicos (Brentano), los estados de conciencia (W. James), los contenidos de la conciencia (Lipps), el yo como centro psicológico (Calkins); el conjunto estructurado de los fenómenos psicológicos (Dilthey); la intencionalidad de los fenómenos psicológicos (Mc Dougall); etc.
Como podrá notarse, en vinculación a lo anterior, en la matriz he soslayado la mención a dichos valores por considerarlo excesivo en este momento. Volveré a ello en los capítulos siguientes. En aquélla sólo he consignado "inconsciente", agregando "las relaciones conciencia-inconsciente" a modo de valor. Al respecto, vuelva a leerse la definición de "psique".
Por último, en relación a haber incluido a los sistemas neuronales la razón es en principio simple. Existe una serie de autores enrolados en la denominada "teoría de la identidad" o "materialismo de estado central" quienes básicamente afirman que la mente es el cerebro. O en términos quizás más precisos que los estados mentales son básicamente (y no: están correlacionados-con o dependen causalmente-de) estados neuronales. Por lo tanto, para esta concepción el objeto de estudio de la Psicología es en última instancia el cerebro, o con mayor propiedad el nivel neuronal subyacente.
No obstante, también es dable considerar posiciones teóricas que entiendan que tanto la conducta, como la mente, como los procesos neuronales constituyen simultáneamente objetos de estudio validos para la Psicología. De nuevo, estas posturas se encuentran, en general, asociadas al concepto de niveles de integración como el sugerido por Bleger, arriba mencionado.
- La dimensión "método"
La segunda dimensión a considerar es el método. Casi por definición (del gr. méthodos: camino para llegar a un resultado) es subsidiaria de la anterior. Esto se expresa comunmente en una especie de axioma pragmático: el método debe adaptarse al objeto. Al margen de coincidir con el significado primario de ésto entiendo que al respecto existe una serie de sutilezas que conviene analizar. No obstante, éstas serán tratadas en el apartado VII, limitándome aquí sólo a presentar algunos de los tópicos más importantes.
Dimensión: método
Valores:subjetivos-objetivos / hipotético-deductivo-inductivo / experimental-clínico
Análisis: Uno de los debates más importantes en este ámbito se expresa en términos de la distinción entre métodos objetivos vs. métodos subjetivos. Así, se reserva la introspección, (o cualquiera de sus variantes fenoménicas o terminológicas: la retrospección, la reflexión, la metacognición, etc.) como un caso de lo primero, y la observación y experimentación como casos de lo segundo.
Desde otro punto de vista más vinculado a análisis epistemológicos de la Psicología la cuestión acerca del método se ha expresado en términos de la polémica entre los métodos deductivos vs. inductivos. En rigor, en Psicología ese debate no se ha planteado estrictamente en tales términos, sino en algunas de sus versiones subsidiarias como la polémica descripción-explicación (a tratarse en la próxima dimensión), a su vez también expresada en términos de estrategias correlacionales vs. experimentales.
También ha sido importante el eje planteado en términos de abordaje clínico vs. experimental. Lamentablemente, su tratamiento desbordaría el alcance de este trabajo.
Por último, resta señalar la existencia de algunos métodos especiales lindantes entre la psicología y la filosofía que han tenido y tienen especiales implicancias para la primera. Me refiero al método comprensivo (Dilthey), al fenomenológico (Husserl) y a la hermenéutica (Ricoeur). En términos de hechos psicológicos empíricos, o si se quiere desde una perspectiva psicologista, quizás puedan concebirse a los métodos anteriores, en todo o en parte, como variedades de alguno de los denominados métodos subjetivos, o al menos apoyados en ellos como condición de posibilidad.
- Propósitos y metapropósitos
- Propósitos y metapropósitos[9]
El psicólogo cognitivo Perkins (1988) sostiene que para que cualquier evento resulte significativo a un sujeto deben darse por lo menos tres condiciones: la existencia de un propósito, la existencia de una estructura y la adecuación entre ambas.
La noción de que el significado de una conducta no se termina de entender sino a condición de comprender su finalidad es una idea fundamental en la Psicología. Al aplicarla a la indagación de sí misma surge una nueva dimensión. La psicología, como cualquier empresa humana persigue propósitos; desentrañarlos es parte de la tarea para averiguar su esencia.
Por otra parte, en algunos objetos conceptuales los propósitos aparecen ya declarados en su definición. Analizaré, entonces, la manera en que ello se expresa en algunas definiciones de psicología.
Por otra parte, así como en las explicaciones causalistas se postulan distintos niveles de causas según su proximidad al efecto, distinguiéndose entonces entre causas próximas y remotas (Copi, 1972); lo mismo ocurre con las denominadas explicaciones teleológicas al invocarse diferentes niveles de causas finales. Me referiré a ellos distinguiendo entre propósitos y metapropósitos, tratando de que esto último oriente la comprensión tanto de las definiciones donde los propósitos no están declarados como en las restantes. Comenzaré con la consideración de los propósitos:
Dimensión: propósitos
Valores: describir - explicar - comprender - predecir - controlar.
Análisis: En el contexto que se viene tratando, (definiciones de psicología) los propósitos suelen invocarse en términos de las acciones, virtuales o reales, que se aplican al objeto de estudio. En general, se expresan en términos de verbos, algunos de los cuales he consignado como valores. Como es sabido ésto constituye un importante eje de controversias históricas en Psicología, entre las que se cuentan como importantes:
- La controversia entre comprensión y explicación, o entre descripción y explicación planteada originariamente por Dilthey (1951) y retomada por la fenomenología contemporánea.
- La controversia entre explicación y descripción, planteada por Skinner (1953) en relación a la necesidad o no de postular construcciones hipotéticas para explicar la conducta.
- La controversia entre explicar y predecir. En rigor, ésta no ha sido planteada explícitamente como las anteriores sino de manera implícita a propósito de una controversia mayor: la de la Psicología como ciencia de lo general vs. la Psicología como ciencia de lo individual.[10]
En relación al verbo 'controlar' por un lado me refiero especificamente a la teoría de Skinner, donde adquiere como significados:establecer las correlaciones precisas entre estímulos, o proveer ambientes de estimulación adecuados para el logro de respuestas previamente determinadas a través de los principios del condicionamiento operante. En ese sentido, controlar se relaciona con predecir (aunque también con "generar cambio").
Con "generar cambio" me refiero al conjunto de fines orientados a producir cambios en la realidad psicológica y las conductas de las personas, y que generalmente se expresan en verbos como: prevenir (enfermedades mentales o daños psicológicos), aliviar (idem), curar (idem), desarrollar (aptitudes, habilidades, funciones, crecimiento o salud psicológica), estimular (idem), etc.
En cuanto a la dimensión metapropósitos:
Dimensión: metapropósitos
Valores: conocimiento - acción.
Análisis: Invocar este nivel significa en algún sentido acercarse a la subjetividad de quien propone la definición. Por cierto, no me refiero necesariamente a su singularidad como persona única ni a su núcleo intencional en términos existenciales, sino más bien a la resultante intencional de aquel conjunto conformado por los paradigmas científicos vigentes, su estilo cognitivo, su sistema de creencias, y por qué no también lo primero; en fin, a todo aquello podría caracterizarse como perfil epistemológico.
Por resultante me refiero a una orientación actitudinal expresada en un énfasis hacia el conocimiento o hacia la acción. Así, en un caso uno de tales posibles perfiles epistémicos tendería a conceptualizar lo psicológico en términos de un misterio a develar, mientras que en otro lo psicológico sería una especie de tránsito necesario de una "materia" a modificar, sea transformándola o buscando -para sí misma- la revelación de su esencia.
Sin duda sólo se trata de una cuestión de énfasis, pero sin embargo importante, porque en algún sentido condicionará lo que en el ejercicio científico o profesional será considerado medio y fin. Así, para alguien conocer el funcionamiento de la memoria podría ser la clave para mejorar métodos de enseñanza o concebir nuevas técnicas psicoterapéuticas, mientras para otro la optimización de los procesos de recuperación mnémica solo constituye un hito en el camino hacia la posibilidad de develar por qué el ser hombre es un ser temporal.
Sin duda, la relación entre lo que es considerado medio y fin puede ser también interpretado en términos relativos, como una cuestión de táctica implícita en pos de avanzar hacia una única unidad de comprensión-modificación. En efecto, quizás en un nivel de causas "finalísimas" los diferentes teóricos podrían concordar en sus objetivos, solo que en virtud de esa estrategia general deciden adoptar tácticas donde el conocimiento es priorizado a la acción o viceversa. Con todo, ésto muestra nuevamente la pertinencia de la dimensión.
Inspeccionando una matriz morfológica
Antes de continuar el análisis de las dimensiones ya es momento de considerar las diversas maneras de recorrer una morfología conceptual. En el cuadro 1 se muestra configurada la primera porción de lo que se viene desarrollando.
Tabla 1: Estructura morfológica básica para una definición teórica de la Psicología
META-PROPOSITO | PROPOSITO | OBJETO | METODO |
CONOCER | DESCRIBIR | CONDUCTA | SUBJETIVO |
OPERAR CAMBIOS | EXPLICAR | VIDA MENTAL | OBJETIVO |
AMBOS | COMPRENDER | * Conciencia | CLINICO |
| PREDECIR | * Inconsciente | EXPERIMENTAL |
| CONTROLAR | * Ambos + sus relaciones | |
| OPERAR CAMBIOS | FENOMENOS NEURONALES | |
| | TODOS + SUS RELACIONES | |
Pasemos ahora a considerar el asunto de su recorrido. Existen muchas maneras de recorrer una morfología conceptual conforme a la semántica asociada. Así por ej.: se puede prescindir por entero de la consideración de una determinada dimensión (o de su explicitud) (vg. no tener en cuenta la dimensión metapropósito); a su vez dentro de cada dimensión se pueden tomar decisiones disyuntivas (seleccionar conducta y descartar mente) o conjuntivas, las que a su vez pueden ser (vg. seleccionar conducta y mente, pero considerando que la primera posee una mayor importancia). A su vez, es claro que muchas de las dimensiones podrían a su vez sub-dimensionarse (como ya se ha hecho con la dimensión propósito y como podría hacerse al dividir método en base a: el punto de vista del agente que lo aplica (introspectivo-objetivo) y al punto de vista del razonamiento lógico implicado (deductivo-inductivo), etc.
Digamos por último, que recorrer una morfología supone tomar una decisión para cada una de los que se juzga necesario. El producto obtenido constituirá entonces una instancia particular del tema considerado, vg.: una definición de psicología.
Es obvio que algunos cruces en este espacio combinatorio quedarán "prohibidos" para muchas personas, y quizás alguno de ellos para todas. Por otra parte, resulta evidente que las decisiones son interactivas, unas implican o condicionen las otras. Por ej.: al decidir el valor conducta en la dimensión objeto queda condicionada la elección de la introspección como método (¿pero es así siempre?), etc.
Finalmente hay un aspecto sutil en el análisis morfológico que ni Lullio ni Hofstadter parecen haber advertido, y que representa algo que va más allá de una cuestión interactiva simple. Me refiero a un nivel de interacción recursivo o dialéctico entre las diferentes elecciones. Así, para poder tomar una decisión respecto al "método" de alguna manera se debiera conocer algo del "objeto", para lo cual de alguna manera ya debería contar con un "método". Por la importancia del tema le dedicaré una sección especial.
[11]En el siguiente cuadro aparece ejemplificado lo dicho hasta aquí a través de algunas definiciones de Psicología.
- Definición 1 (etimológica): Estudio del alma. Podría interpretarse en estos términos: Metapropósito: conocer. Propósito: comprender. Objeto: mente? Método: introspección?
- Definición 2 (clásica): Ciencia de la Vida Mental (W. James). Metapropósito: conocer. Propósito: describir? Objeto: mente. Método: introspección.
- Definición 3 (conductista): Ciencia que estudia la conducta de los organismos. Metapropósito: ? . Propósito: describir .Objeto :conducta. Método: objetivo.
- Definición 4 (standard): Ciencia que intenta describir, explicar y comprender la vida mental. Metapropósito: ? Propósitos: describir, explicar y comprender. Objeto: mente. Métodos. introspectivo - objetivos, etc.
- Definición 5 (standard ampliada): Ciencia que intenta describir, explicar la mente y la conducta, con los propósitos finales de comprender su naturaleza y poder operar cambios en consecuencia. Metapropósitos: Conocer (comprender) y generar cambio. Propósitos: describir, explicar, predecir y operar. Métodos: los necesarios y adecuados.
- Definición 6 (hiperbólica): Ciencia orientada a generar imágenes plausibles sobre la mente. Metapropósitos: conocer. Propósitos: describir, explicar, comprender? Método: introspectivo, experimental, clínico, hermenéutico, etc.
- Niveles, extensiones y ámbitos
Analizaré aquí la segunda sección de la matriz.
- Los niveles de análisis
Esta dimensión posee importante historia en la Psicología. Se la ha expresado de muchas maneras. Destacaré las más importantes:
Nivel de análisis 1:
Valores: molecular - molar
Análisis: Introducida por Broad y retomada por principalmente por Tolman la distinción molecular-molar aludía, respectivamente, a la necesidad de diferenciar un enfoque atomista que disgrega las totalidades en segmentos, en contraposición a otro orientado al abordaje de las totalidades mismas como unidades de estructura y sentido. Al respecto Bleger, refiriéndose a Tolman, señala que: "la conducta molecular está constituida por los elementos subyacentes, fisiológicos y físicos, de una respuesta total; la conducta molar en cambio, es más que la suma de los fenómenos fisiológicos y físicos, es un fenómeno emergente que tiene propiedades descriptivas y definitorias propias, y que tiene que ser estudiado, por lo tanto, como hecho en sí mismo "con prescindencia de cualquier proceso subyacente muscular, glandular o neural" (el último entrecomillado es cita textual de Tolman).
De acuerdo a Tolman, la intencionalidad constituye la característica saliente de la conducta molar, lo cual se expresa de tres maneras: la "tendencia a" hacia un objeto-fin; la implicancia de algún género de interacción medio-fin; la selectividad en la esencia de los objetos-fin y los objetos-medio.
En síntesis, lo que en la siguiente subdimensión se denominará micro-nivel y nivel-emergente, en que se encuentran instanciados en términos de fragmentos conductuales a-significativos (y también "a-mentales") y totalidades significativas fusionadas en unidades de intención-acción.
Nivel de análisis 2:
Valores: micronivel - nivel emergente
Análisis: Aunque emparentada con la anterior no se la debe confundir por ser ésta más específica. En el actual debate en ciencias cognitivas se expresa en términos de nivel de representación vs. nivel subsimbólico. La hipótesis de un nivel representacional es constitutiva de la psicología cognitiva y del denominado cognitivismo. En ambos la naturaleza del sistema representacional posee básicamente un estatuto de carácter simbólico. Por su parte, el conexionismo o procesamiento paralelo distribuido postula la existencia de un nivel anterior, al que conceptualiza en términos de microprocesos de carácter subsimbólico o pre-representacional, y al que atribuye la eficacia causal del nivel representacional emergente.
[12] La presente distinción es simétrica de la que se plantea al conceptualizar al nivel psicológico como emergente del nivel neuronal, o éste del nivel molecular subyacente.
Otras versiones equivalentes, ya en el mismo plano psicológico, se expresan en términos de la mención a un nivel fenomenológico (vg. experiencia consciente) en contraposición a un nivel representacional subyacente de naturaleza informacional o computacional. Una caso particular, aunque ligeramente distinto, lo constituye la distinción propuesta por Chomsky (1974) en el estudio del lenguaje, entre una estructura lingüística superficial (el lenguaje expresado) como nivel emergente de una estructura profunda, entendida como un sistema cuasi-computacional sujeto a un sistema de reglas.
En síntesis, todos los casos mencionados remiten a la conceptualización de una "familia de niveles incrustados", lo cual nuevamente hace necesario conceptualizar la noción de niveles de integración ya apuntada, junto a la cuestión subsidiaria de la emergencia entre niveles.
Nivel de análisis 3:
Valores: intrapsíquico - interaccional.
Análisis: Se trata de una dimensión importante en tanto que en base a la misma se suele plantear la diferencia entre psicología (del individuo) y psicología social. Obviamente la consideración del tema desborda los alcances de este trabajo. Sólo creo importante destacar la vigencia de lo que ésto involucra, recordando que conceptualizaciones de la Psicología contemporánea, como el denominado enfoque interaccional de la comunicación propuesto por Bateson (1965) y Watzlawick (1974), están grandemente comprometidos con esta distinción.
Nivel de análisis 4:
Valores: general - individual
Análisis: Constituye otro de los grandes niveles de decisión que históricamente han determinado maneras aparentemente irreconciliables de entender la Psicología.
Dada la imposibilidad de tratar en detalle tan vasto tema, creo oportuno transcribir la siguiente cita de Allport (1977), quizás el autor que con más vehemencia ha insistido en la toma de posición por el estudio de lo individual:
"La característica saliente del hombre es su individualidad. (...) [el psicólogo] consiguió así descubrir procesos ordenados que tiene lugar en la mente generalizada, pero el fenómeno de la individualidad que él excluyó deliberadamente, siempre vuelve a parecérsele y a perseguirlo.(...) La mente humana generalizada es enteramente mítica; le faltan la mayor parte de las características esenciales de la mente: la localización, el carácter orgánico, la acción recíproca entre las partes y la autoconciencia".
- Extensión a niveles conexos
Especificamente, ésto refiere a la manera como es conceptualizada la relación entre la Psicología y los ámbitos conexos en el hipotético continuo antes referido como 'niveles de integración'.
Dimensión: extensión a niveles conexos
Valores: cerebral - social
Análisis: Especificamente, aquí se alude al grado en que se juzga necesario o legítimo que la Psicología recurra a uno o a varios de aquellos niveles, aún cuando ya exista una toma posición sobre el objeto.
En ese sentido, se puede ser mentalista y por ende considerar el carácter legítimo del nivel mental, y sin embargo, considerar que para el avance de la Psicología como ciencia (en cualquiera de las versiones que de ella se tenga) es necesario recurrir a un nivel neurofisiológico. Por otra parte, se puede considerar que si bien los fenómenos mentales acaecen en las mentes individuales sería inútil comprender sus particularidades sin atender a la dimensión interaccional y social.
En síntesis, en muchas ideas, similares a las de los ejemplos anteriores, parece expresarse que se puede avanzar hacia la comprensión del fenómeno de lo psicológico a través de conocer su interacción con fenómenos conceptualizados en planos diferentes pero de referencia ineludible.
A su vez esa referencia admite diversos grados: puede ser necesaria o sólo conveniente; puede constituir el núcleo del esquema explicativo o sólo representar una parte complementaria; etc.
Así por ej., en relación a la interacción nivel mental-nivel neuronal, se puede asumir que: lo mental constituye per se una naturaleza no reductible a lo físico, pero simultáneamente considerar su subordinación causal respecto de ese nivel (vg. esta afirmación: la mente es algo distinto al cerebro pero sus estados dependen de los estados cerebrales). De tal modo, puede a la vez considerarse que la remisión a ese nivel causal es necesaria, y finalmente entender que ése debe ser el nivel verdaderamente explicativo. Pero también puede considerarse que la remisión a dicho nivel sólo resulta un complemento útil, al que en muchos casos es conveniente apelar, pero que de ninguna manera es imprescindible hacerlo (y también: que lo que la referencia es efectivamente necesaria, pero que sólo es un medio para un fin, es decir que aún acordada esa necesariedad sólo se la juzga como medio, nunca como un fin.)
Algo análogo ocurre respecto a la interacción "nivel mental individual - nivel interaccional-social". En efecto, puede pensarse que, aunque lo que acontece en las mentes individuales es un hecho real y per se no reductible a (ni confundible con) la naturaleza del medio físico o humano con que las personas (en tanto unidades psico-físicas) interactúan; es también un hecho que los productos de esas interacciones físicas y -fundamentalmente- sociales, confieren al anterior ciertas características peculiares, que quizás en definitiva constituyan el núcleo central de cualquier indagación. Creo que resulta evidente que en un caso así el carácter de la "invocación" al nivel interactivo-social es no sólo necesario sino que resulta una causa final. Pero también, sin embargo, insistiéndose con el énfasis en el nivel intrapsíquico, puede legítimamente considerarse que puesto que sea lo que fuere lo que ocurra en el medio social (y físico) en que a las personas les ha tocado existir, en última instancia lo que ellas experimentan ocurre en sus mentes individuales; en virtud de lo cual la referencia a ese medio social es necesaria en tanto cuestión de hecho pero contingente en cuanto a su significación general. Para ser más explícito, por ej., aún cuando casi toda pasión humana sea en esencia relativa a algún otro humano significativo, lo que se argumentaría es que el núcleo fenoménico de la cuestión es, por así decirlo, la vivencia misma de la pasión, en la cual esos otros humanos en todo caso se encuentran representados; en ese sentido la consideración de las interacciones reales sólo constituirían un medio necesario o conveniente para el hallazgo de pistas para develar el fenómeno, pero nunca un fin en sí mismo.
- El ámbito
Refiere a la cuestión del tipo de entidades sobre las que son abstraídas las propiedades de lo es conceptualizado como objeto, y también a las que se considera legítimo extenderlas.
Dimensión: ámbito
Valores: humano-animal-sistemas artificiales
Análisis: Históricamente el referente del objeto de la Psicología ha sido el hombre. Es conocido que a partir del conductismo para muchos autores ese objeto se amplió hacia otro tipo de organismos, de manera tal que quedó incluido gran parte del ámbito animal. Esta inclusión, de carácter explícito, aparece en el conductismo originalmente asociada a la concepción de que la conducta es el objeto de estudio de la Psicología. No obstante, cuando Tolman postula que es necesario invocar un nivel explicativo que desborde las correlaciones entre estímulos y respuestas, lo hace también extensivo a los animales. En rigor, es también a partir de los mismos resultados observados en la conducta de ratas bajo experimento, que Tolman se ve precisado a adscribir nociones mentalistas, (vg. intenciones, mapas cognitivos, etc.) para su explicación.
Similarmente, en las investigaciones pioneras del gestaltista Köhler en donde se observó que los chimpancés eran capaces de adquirir conductas instrumentales, vuelve a parecer la atribución de procesos mentales al animal.
No tan claras ni tan explícitas resultan otras generalizaciones. En el cuadro las he referido bajo el rótulo inespecífico de "sistemas artificiales".
En un sentido estricto la expresión alude a hipotéticos sistemas, tales como maquinas computadoras, programas de inteligencia artificial o robots capaces de evidenciar cierto tipo de conductas, las cuales realizadas por humanos constituyen la expresión de una mentalidad.
En un sentido amplio, alude a cierto tipo de sistema creado por el hombre que a determinado nivel de abstracción (aunque indeterminado respecto a su valor literal o metafórico) podría conceptualizarse como "sistemas intencionales". En esa categoría entrarían, además de los sistemas artificiales anteriores, varios géneros de organización y/o institución humana y tales como empresas, naciones e iglesias, y aún tipos de colectivos (en el sentido lógico de la expresión) humanos de existencia virtual como grupos de poder, masas o movimientos sociales en pos de un objetivo.
Conceptualmente la cuestión parece ser la siguiente: por un lado, existen muchos autores que entienden que lo mental bien podría encontrase instanciado en sistemas físicos diferentes a los organismos biológicos, lo cual conlleva a redefinir el objeto de la Psicología y/o a extender su alcance. Hago la salvedad, como ya explicaré en el capítulo 3, que dicha concepción es expresada de manera literal y no metafórica. Por otro lado, también existen autores que entienden legítimo referirse, no ya a las problemáticas psicológicas individuales o grupales dentro de las organizaciones, sino más bien a la dimensión psicológica como un atributo más de las mismas, predicable por ende a nivel del todo. Así, acostumbran a emplear nociones como: personalidad, mente, inteligencia, aprendizaje o inconsciente organizacional. Si bien es cierto que a veces se plantea el carácter metafórico de la atribución no siempre es el caso. En la medida en que ello queda a veces indeterminado, queda justificada aquí su pertenencia dentro de esta categoría-problema.
Tabla 2: Continuación de la estructura morfológica básica para una definición teórica de la Psicología
N de A. 1 | NIVELES de N. de A. 2 | ANALISIS N. de A. 3 | N. de A. 4 | EXTENSION A NIVELES CONEXOS | AMBITOS |
MOLECULAR | MICRONIVEL | INTRAPSIQUICO | GENERAL | CEREBRAL, etc. | HUMANO |
MOLAR | NIVEL EMERGENTE | INTERACCIONAL | INDIVIDUAL | SOCIAL | ANIMAL |
NECESARIO | | | | | SISTEMAS ARTIFICIALES |
En última instancia, la cuestión del límite virtual donde se incluye y excluye del dominio de lo psicológico a un tipo particular de entidad, esconde implícitamente parte de la concepción sobre la naturaleza de lo mental y por ende del significado de la Psicología.
VI.3- Presupuestos básicos, naturaleza a develar y metadecisiones
- La cuestión sobre la naturaleza a develar
Comenzaré aquí el tratamiento de la tercera porción de matriz conceptual, que aparecerá en la tabla 3. El significado de esta dimensión es fundamental. En la introducción ya me he anticipado su importancia. Especificamente refiere al tipo de preguntas que realizamos sobre el objeto, ésto es: qué atributo o más bien que aspecto es considerado el de mayor relevancia. Por cierto esta dimensión es fundamentalmente interactiva con la de objeto. Resulta obvio que el tipo de preguntas será diferente conforme nos refiramos a la conducta, a la mente o a ambas. En particular, me referiré principalmente a la mente.
Dimensión: Naturaleza a develar
Valores: Ontológica - Estructural - Funcional
Análisis: Los valores elegidos se expresan, respectivamente en estas preguntas: ¿qué es la mente (o conducta)?; ¿cómo está organizada la mente (o la conducta)?; ¿cómo funciona (o está funcionalmente organizada) la mente (o la conducta)?
Soy consciente que se podría objetar el carácter de la distinción, atendiendo a la cuestión de sus límites. Es cierto que la naturaleza esencial de algo también se puede aproximar en términos de su organización, la organización en términos de su función, y que la "esencia" de algo es a veces precisamente su misma función, etc. Sin embargo, creo necesario señalar:
- El carácter borroso de los límites está admitido.
- El orden elegido revela una transición que comienza en lo ontológico y termina en lo funcional.
- Si bien los términos de la distinción revelan una cuestión de énfasis, en el contexto que nos ocupa las mismas cobran implicancias relevantes.
- Dichas implicancias surgen a veces de manera paradójica (tal como luego se verá a propósito del debate sobre inteligencia artificial) sucediendo que al homologar la esencia a la función (aprovechando que la primera puede en algunos casos ser concebida funcionalmente) se soslaya que en ciertas entidades ciertas funciones existen conformando un todo indivisible con su sustancia; aún cuando fuera posible aislarlas se desvirtuaría su naturaleza.
- En consonancia con lo anterior, y a propósito de los aspectos funcionales: que sea que se hable de mente, conducta o cerebro, en última instancia se supone que se está hablando de algo real, existente en el plano óntico, y no de un arte-facto, bien, o hecho cultural creado por el hombre o donde relación entre las "notas funcionales" y las "materias primas" en que las primeras se corporizan y admiten un número indefinido de grados de libertad.
Para que lo último no resulte oscuro, insisto en adelantar que me refiero particularmente a la denominada doctrina funcionalista postulada en filosofía de la mente y ciencia cognitiva. Según mi análisis, el definir la mente en términos funcionales tiene un costo muy elevado: la incertidumbre sobre si no debería entonces atribuirse mente a los robots y otros sistemas de inteligencia artificial.
Por último, en esta dimensión también se podría haber agregado a modo de valores preguntas tales como: ¿Qué es lo que causa a, o cuál es el propósito de, o cómo evolucionan las mentes (o a la conducta)? No es posible realizar su tratamiento exhaustivo en este apartado.
- i- Posturas respecto al nivel ontológico de lo mental:
Esto refiere a las concepciones epistemológicas implícitas sobre la naturaleza de lo mental
Así como pueden postularse niveles y metaniveles en relación a los propósitos también cabe hacerlo en relación a las asunciones o atribuciones básicas sobre lo mental. Conceptos epistemológicos como "supuestos básicos subyacentes", "creencias ónticas básicas", "modelos o metáforas raíces", etc., constituyen una genuina expresión de ello.
Dimensión: Supuestos sobre la naturaleza de lo mental
Valores: lo mental existe como una realidad particular - lo mental no existe - lo mental es la conducta - lo mental son los sistemas neuronales- lo mental es cierto tipo de organización informacional - lo mental es una construcción hipotética sin caracterizar.
Análisis: Antes de comenzar el análisis hay que destacar una cierta parquedad en la denominación de los valores; en el texto se aclarará cada caso. La primera consideración a realizar se relaciona con los diferentes órdenes categoriales donde "caen" los valores.
En el sentido más simple se podrían distinguir las diferentes posibilidades en términos de la aceptación o rechazo explícito sobre lo mental. En tal sentido, correspondería diferenciar al reduccionismo conductista (1) (en su interpretación más radical) del resto, en la medida en que es el único caso explícitamente eliminacionista. no obstante, se podría argumentar que el resto de las posturas reduccionistas (3, 4 y 5) también terminan siendo eliminacionistas, de manera que habría entonces tres categorías: asumir la existencia de lo mental (1), negarla (2,3,4,5) o dejar la cuestión indeterminada (6).
En un sentido más abstracto se podría "aislar" un nivel gnoseológico que pone el acento más en los términos que en sus referencias, y así diferenciar otro nivel más genuinamente óntico u ontológico donde la cuestión de la referencia es central. De 1 a 4 serían genuinos de esto último; 5 y 6, de lo primero.
- MENTALISMO INGENUO: lo mental existe. es básica e intrínsecamente mental. mentalismo ingenuo. (SEARLE, 1985).[13]
- Reduccionismo Conductista: lo mental no existe, sólo existe la conducta observable (conductismo radical, interpretación ontológica del reduccionismo conductista watsoniano).
- REDUCCIONISMO FISICALISTA: lo mental es básicamente sustancia neuronal (teoría de la identidad mente-cerebro o materialismo de estado central). (place, 1956; Armstrong, 1968).
- REDUCCIONISMO INFORMACIONALISTA: lo mental es básicamente informacional. (cognitivismo ontológico). (Fodor, 1981).
- Reduccionismo Semántico: El discurso mentalista tiene significado, pero ese significado refiere a relaciones entre estímulos y respuestas (conductismo lógico, Ryle, 1967)
- Indeterminismo o "Mentalismo" Neutro Formal: lo mental es un nivel hipotético legítimo para explicar la conducta, pero su naturaleza íntima resulta indeterminada (González, 1989).
Para ilustrar lo anterior en la fig. 1 he esbozado parte de lo que sería una posible red semántica de "psicología" En esta red, entre otras cosas, puede leerse:
Psicología es una ciencia, motivo por el cual la ubicamos en un nivel gnoseológico. Siempre en ese nivel, la ciencia se caracteriza como un tipo particular de conocimiento, que puede asimilarse a la categoría general de información. Por otra parte, ya en un nivel óntico, los objetos posibles de la Psicología son 1. la mente, 2. la conducta y 3. el cerebro.
Las líneas representan: a: la tesis del mentalismo ingenuo donde se afirma que la Psicología tiene como objeto de estudio a la mente, que se concibe como algo diferente de la conducta, y como algo (sistema u organización mental) esencialmente irreductible a un sistema físico-cerebral ni físico-informacional.
A su vez, la naturaleza última o atributo definitorio de los sistemas mentales puede ser concebida como un atributo ontológico particular inherente a cierto tipo de entidades como las personas (Spinoza), como sustancias ontológicas que interactúan con los cuerpos físicos de las personas definiéndolas como tales (Descartes), o como un rasgo emergente del cerebro (Searle, 1985).
La flecha punteada que va desde mente (2) hasta sistema informacional (Z) representa la tesis del cognitivismo ontológico que reduce lo mental a lo informacional y considera a este nivel como un nivel ontológico autónomo.
Las líneas 3 que van de mente hasta a sistema físico representan al reduccionismo fisicalista entiende que la mente es el cerebro, por lo tanto un sistema físico.
Las lineas 2 representan la tesis de que el objeto de la Psicología es la conducta que esencialmente es un ordenamiento particular de eventos que ocurre en el nivel físico.
- Metadecisiones respecto al estudio de la Psicología: una última dimensión relevante: el problema del marco teórico
La dimensión alude al problema vinculado al valor que debiera concedérsele al marco teórico en relación al que se le concede a los fenómenos mismos. En principio, la cuestión puede entenderse como la expresión de un genuino debate epistemológico, aunque también es probable que sea el reflejo de dos cosmovisiones o estilos epistémicos dificilmente conciliables. Para ofrecer un adelanto de este último sentido, me parece oportuna esta cita de Borges, refiriéndose a una idea de Bloy. Dice Borges:
[Bloy decía que] "los hombres nacen aristotélicos o platónicos. Los últimos intuyen que las ideas son realidades; los primeros, que son generalizaciones. Para éstos, el lenguaje no es otra cosa que un sistema de símbolos arbitrarios; para aquellos; es el mapa del universo. El platónico sabe que el universo es de algún modo un cosmos, un orden: ese orden, para el aristotélico, puede ser un error o una ficción de nuestro conocimiento parcial. A través de las latitudes y de las épocas, los dos antagonistas inmortales, cambian de dialecto y de nombre: uno es Parménides, Platón, Spinoza, Kant, Francis Bradley; el otro, Heráclito, Aristóteles, Locke, Hume, William James". (Borges, 1949).
Aún cuando los estilos aludidos en el fragmento no son simétricos a los que aquí me ocupan, sí resulta similar la idea de su carácter irreconciliable.
Comenzaré por precisar la naturaleza del problema:
Quien más, quien menos, casi todos los estudiosos de la Psicología acuerdan sobre el valor del marco teórico, e igualmente acuerdan sobre la importancia de los hechos, llámenle a éstos base empírica, práctica o simplemente realidad. El quid de la cuestión parece radicar en la importancia que implícitamente se le concede a teorías y a hechos a la hora de teorizar sobre la Psicología (no de practicarla).
Desde una óptica ligeramente diferente el tema puede entenderse a partir de algunas preguntas: ¿en qué medida y en qué momento las teorías dejan de favorecer la comprensión para comenzar a restringirla?; ¿en qué medida las teorías se hallan al servicio de una comprensión genuina o constituyen una estratagema interna para asegurar al menos una pseudocomprensión, que en última instancia y para muchas personas puede resultar menos conflictiva que la duda permanente y desestructurante?; ¿si es cierto que, como alguien dijera, nada hay más practico que una buena teoría, no lo es también que, a veces, nada hay más obstaculizante que una buena teoría inadecuada, o la imposibilidad de salirse de sus límites aún cuando globalmente fuera valorable? Se advierte que la cuestión involucra ya una multiplicidad de niveles, y que por momentos parece tornarse paradojal.
Para referirme a las cosmovisiones supuestamente enfrentadas conceptualizaré un enfoque posible al que denominaré "centrado en la teoría" y lo opondré al que llamaré "centrado en los fenómenos". En términos de la morfología conceptual se tiene entonces:
Dimensión: metadecisiones respecto al estudio de la Psicología
Valores: orientado hacia los fenómenos- orientado hacia las teorías
Análisis: Lo que expondré proviene más de mi experiencia personal, como alumno, docente e investigador de la Psicología, que a su expresión en los textos, que por supuesto la hay.
[14] Comenzaré por caracterizar a los dos tipos puros correspondientes a ambos perfiles epistémicos. Llamaré posición 1 al enfoque centrado en las teorías, y posición 2 al centrado en los fenómenos. La caracterización se realizará a través de una serie de afirmaciones paradigmáticas No obstante deberá atenderse al "cuadro global" engendrado a partir de las mismas, más que al valor unitario de cada afirmación. Además, cada afirmación deberá entenderse más por lo que parece enfatizar que por su significado literal. A continuación se presenta la caracterización:
La posición 1 sostiene: Puesto que accedemos a la realidad a través de teorías y éstas son una construcción humana, en última instancia nunca podremos remitirnos a experiencias cruciales para estimar en qué medida nuestras concepciones son correctas.
La posición 2 sostiene: Puesto que los fenómenos a los que refieren nuestras teorías preexisten a éstas, dadas diferentes teorías lo importante es comparalas para determinar con algún criterio razonable cuál resulta más adecuada, aún cuando creamos que nunca conoceremos la realidad última, entre otras cosas, por estar nuestro conocimiento condicionado por nuestras teorías.
Nótese que en ambos casos se acuerda:
- La realidad es en definitiva desconocida.
- Las teorías condicionan nuestra acercamiento a la realidad.
En lo que no se acuerda es en:
- El énfasis con que se realiza la afirmación.
- Las implicancias que se extraen de la misma.
Veamos esta serie de ligeras variaciones:
La posición 1 sostiene: las teorías son un puente obligado de acceso a los fenómenos, dependerá de mi teoría la observarción tal o cual fenómeno.
La posición 2: Los hechos existen más allá de nuestras teorías. Las teorías son sólo un instrumento para acercarnos al conocimiento de los hechos.
Posición 1: El fin de la ciencia debe ser el desarrollo de las teorías. El principal valor de aquello que llamamos hechos, que no son otra cosa que microteorías, es contribuir al desarrollo de aquéllas.
Posición 2: El fin de la ciencia debe ser el logro de un mayor conocimiento y comprensión de los hechos. Para ello las teorías constituyen un instrumento y un momento necesario, pero no se debe olvidar que son sólo medios, nunca fines.
Posición 1: Los hechos son construcciones.
Posición 2: Las teorías son cierto tipo de hechos objetivables (atribuciones psicológicas sobre la realidad).
Posición 1: Los modelos teóricos son sólo ordenadores de nuestras microteorías.
Posición 2: Los modelos son construcciones lógico-gnoseológicas que poseen referencia hacia algún aspecto de la realidad.
Por último, cabe agregar:
Para la posición 1: En la medida en las teorías tienden a constituir un fin en sí mismas declarar la referencia a un marco teórico es una clave para orientar lo que efectivamente se afirma. En la medida en que los hechos tienden a quedan relativizados en función del marco teórico; la potencial incongruencia entre dos teorías respecto a lo que aparentemente es el mismo hecho no produce ningún género de disonancia, sino que en todo caso es confirmatoria del relativismo epistemológico del cual se parte. En la medida que existe discrepancia entre dos hechos seguramente se trata de dos hechos diferentes.
Para la posición 2: En la medida en que las teorías sólo constituyen un puente provisorio hacia hipotéticos hechos, la mejor referencia para orientar lo que se afirma es la mención al problema de hechos-teorías que se esta intentando resolver. En la medida en que los hechos, mor hipótesis, preexisten a los marcos teóricos; la potencial incongruencia entre teorías produce un género de disonancia para cuya resolución es necesario calibrar la virtual triangulación teoría1-teoría2-hecho.
Ahora analicemos el asunto desde otro punto de vista. La fig. 2 representa lo que llamaré matriz escuelas-fenómeno. Se trata de un cuadro de doble entrada cuyas filas refieren a teorías formuladas por las diferentes escuelas de Psicología y las columnas refieren a fenómenos.
Lo que la matriz expresa parece ser simple: existe un nivel donde ubicamos las teorías y otro donde ubicamos los fenómenos; ambos están relacionados.
Sin embargo, las posiciones 1 y 2 darían una descripción ligeramente diferente: Comencemos ahora por la posición 2:
Posición 2: Existe un nivel gnoseológico donde existen las teorías. Existe un nivel óntico donde existen los fenómenos. Las teorías expresadas en el nivel gnoseológico se aplican a los fenómenos del nivel óntico.
Posición 1: Existe un nivel gnoseológico donde se ubican las teorías. Por otra parte existe un nivel óntico indiferenciado e intrínsecamente incognoscible. Cualquier teoría recorta sobre este nivel algo que es conceptuado como fenómeno.
La posición 1 pretende que se debe entrar a la matriz en el sentido horizontal, es decir a través de las teorías. En la medida en que alguno de los fenómenos resulta central a la teoría (vg. inconsciente al psicoanálisis; representación a la psicología cognitiva; etc.) su desarrollo irá 'iluminando', 'recortando' y 'significando' de determinada manera a algunos de los restantes fenómenos. Además, existe cierta reticencia a considerar que la matriz pueda leerse en forma vertical: hacerlo es sospechoso de eclecticismo, lo que se valora negativamente.
Por su parte, la posición 2 pretende que lo más importante es entrar a la matriz de manera vertical, es decir centrándose en los fenómenos. Cada fenómeno adquiere entonces el status de un problema o enigma a resolver. En la medida en que ésto se tenga presente como el objetivo principal, también se admite las entradas que "vienen" desde las teorías (o los caminos que desde una casilla determinada conducen a aquella). En este sentido, a nivel de la estrategia existe un comprometerse con la elucidación de los fenómenos, pero a nivel de la táctica se admite la referencia a las teorías como un medio válido y a veces obligado de avanzar hacia aquel fin; es decir, se adopta una táctica dual en un sentido pragmático. Por último, se reivindica al eclecticismo, aclarándose que debe diferenciárselo del sincretismo, e interpretando que desde posiciones como la 1 existe una tendencia a confundirlos.
Analicemos ahora un primer ejemplo ilustrativo de la manera en que piensa cada una de ambas posiciones:
Posición 1: Piaget sostiene que la imagen mental se adquiere antes de los 2 años mientras que Freud ya la atribuye al infante a propósito de la vivencia de satisfacción entonces: aparentemente se está ante una contradicción: es probable que alguno esté equivocado, en tanto lo que afirme no se corresponda con la realidad mental del infante o del niño. Revisaré el significado contextual contra mi comprensión preteórica (y la de otros autores) sobre lo imagen mental; si logro encajar esas evidencias en un cuadro inteligible me expediré con una conclusión más o menos certera, más o menos aproximada, tanto sobre si el significado es efectivamente el mismo, como sobre cuál de las teorías parece más congruente con la supuesta realidad cuya esencia última seguiré sin conocer, porque para hacerlo debería estar en o ser la mente del bebé o del niño, operación a la que juzgo imposible (por ahora !). Si descubriera que efectivamente los autores estaban refiriéndose a cosas distintas me parecerá significativo que utilicen un término que preteóricamente y teóricamente parece tener ya un significado. Si descubriera que efectivamente existe algún aspecto o propiedad común entre ambos habré ganado y enriquecido el concepto (vg. imagen mental) que presentará ahora características generales y podrá expresarse en tipos específicos. En caso contrario, es decir si el nivel de diferencia no presentara propiedades en común es probable que piense que alguno de los autores esté realizando un uso impropio del referido término, a la par que debiera usar uno distinto para referirse a un hecho distinto; no hacerlo crea una confusión innecesaria. Por último, no comparto aquella idea que sostiene que la aparente contradicción no es tal en la medida en que se estaría tratando de "sujetos diferentes", refiriéndose a que esos hipotéticos sujetos serían dos construcciones teóricas recortadas de la realidad. Más bien me inclino a pensar, en un sentido simple, que se trata de un mismo sujeto: el humano concreto; en un sentido más técnico, que se trata sí de dos abstracciones (más que construcciones) pero realizadas de una misma entidad y en un nivel categorial tan razonablemente similar que no invalida su intersección.
Posición 2: El hecho de que Piaget sostenga que la imagen mental recién aparece a los dos años mientras que Freud ya la atribuya al infante no reviste ningún problema especial, en la medida en que las afirmaciones provienen de marcos teóricos diferentes que recortan aspectos diferentes de la "realidad" y construyen nociones que implican sujetos diferentes. El significado del término "imagen mental" se recorta en relación a una teoría y en relación a otros términos. Puesto que cada término se define en relación con el resto cualquiera de ellos cobra sentido dentro del sistema. Compararlo entonces con un mismo término pero extraído de otro sistema carece de valor, dado que el significado de éste último derivará de sus relaciones dentro de su sistema. Por otra parte, resultará mucho más fecundo evaluar el valor que posee dentro del sistema a través de los efectos que derivan al postularlo en la teoría.
A continuación, analicemos un segundo ejemplo que ilustra el valor diferencial que se le concede a la significación preteórica de los conceptos. Tomemos un término especialmente polémico como " inconsciente":
Para la posición 2 el concepto debió ser aprehendido asimilándose dentro de un background de significados existente en un nivel preteórico, sin el cual resultaría incomprensible. Así, se admitiría la significación preteórica de conceptos como conciencia, pensamiento, intención, olvido etc. Luego existe una serie de aprehensiones intelectivas o bien propias de un nivel teórico o bien alusivas al mismo, tales como leer un texto freudiano, leer la historia de Mr. Hide y Mr. Jeckyl, ver películas al estilo "Cuéntame tu vida", tener una serie de pensamientos y reflexiones en relación a cualquiera de los hechos anteriores, tener alguna experiencia personal o conocer la de otra persona que guarde una analogía estructural con cualquiera de los hechos anteriores, psicoanalizarse, etc. Luego, seguiría la asimilación académica del concepto. Es aquí entonces donde, para la posición 2, la asimilación del concepto se "fusionaría" con el background personal preteórico. Además, el núcleo significacional de ese background es explicitable, aunque no sea reconstruible; es decir: independientemente de que la persona no recuerde ya la filiación entre (por ej.) la historias de Jeckyl-Hyde y un concepto de inconsciente que ahora parece inédito, lo cierto es que un fragmento de significado del primero se ha "filtrado" en el segundo (y por supuesto, sujeto a toda una serie de deformaciones y otras transformaciones producto de su colisión con otros "residuos" y complexos de significados. En suma, para la posición 2 el modelo fusión significado pre-teórico-concepto nuevo, resulta una condición "necesariamente necesaria" para la comprensión.
La posición 1, en cambio, tiende a considerar que cualquier noción preteórica que eventualmente pudiera, mor hipótesis, aparecer correlacionada con la significación teórica del concepto, no sólo no resulta necesaria sino que además es inconveniente. En este sentido, se piensa que, ese background preteórico funcionaría a modo de un obstáculo epistemológico que es necesario eliminar a través de una suerte de exorcismo cognitivo, o en todo caso a través de experienciar un tipo particular de insight psicológico? Existiría una tendencia a considerar que la remisión a categorías preteóricas por su cercanía a lo que habitualmente se denomina sentido común, forzaría una trivialización del concepto que hallaría su más aséptico significado en términos de otros de igual rango y similarmente alejados del sentido común. Todo intento de "reducción" en contrario es sospechoso de desvirtuar un núcleo de significado autocontenido en una teoría definida como una red de relaciones cruzadas, en nombre de una supuesta comprensibilidad finalmente hibridizante.
[15]Analicemos ahora lo que sucede cuando dos representantes, A y B, de ambas posiciones interactúan:
B (posición 2) supone que A asimila el concepto de la misma manera que él, sólo que tiende a atribuirle un cierto "plus" de carácter místico. B piensa que A hace (piensa) ésto porque asumir la aparente "simpleza" del concepto, en realidad traería a A mayores complicaciones (dudas, desilusiones, etc.). B piensa que A, en el fondo, tiene miedo de asumir que muchas ideas que parecen dar respuestas, en realidad responden mucho menos de lo que parece.
Por su parte A piensa que B no ha, efectivamente, comprendido el significado profundo del concepto. Y que es esa imposibilidad lo que lo impulsa a tratar de reducirlo a categorías ya conocidas. A piensa que, en el fondo, B sencillamente tiene miedo a lo desconocido.
Veamos por último, lo que piensan A y B respecto a sus propios niveles de convicción y a los del otro: B supone que tiene razón (pero le queda un resto de duda); también supone que A, en el fondo, no puede estar demasiado convencido de lo que dice creer (pero le queda también un resto de duda), (finalmente, a pesar de todo termina creyendo que está en lo cierto en ambos sentidos)
A simplemente piensa que B aún no ha comprendido lo esencial (y que tal vez, no lo hará nunca).
En síntesis, espero haber mostrado que la dimensión aquí considerada no trata de una mera decisión sino de una decisión anterior, implícita y fundante de cualquier concepción sobre el significado de psicología.
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