Es una opresión del alma que se siente en el pecho.
Es la desesperación de sentirse prisionero en un cuerpo.
Se sienten ríos venenosos que circulan por las avenidas del
ser.
Es un no lugar. No poder estar en ningún lugar.
Y no poder
imaginarse en ningún lugar sin la pesada carga.
Es un cuerpo extraño que invade el alma.
Es la sombra que sentimos
y que ya no podremos quitarnos.
Es una fiera salvaje que destroza por dentro.
Una esencia ectoplasmática
que va corroyendo la carne.
Es el incendio que se declaró en medio del océano.
Es un fantasma que habita y se alimenta del espíritu.