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viernes, 23 de marzo de 2012

El pensamiento como fluir de la experiencia conciente y como un proceso orientado a metas y sujeto a reglas


En un intento por esbozar un primer ordenamiento de la multiplicidad de matices alrededor del término 'pensamiento', el profesor Gustavo González propone una interesante distinción:

1. El pensamiento como fluir de la experiencia conciente
  1. Hace alusión a aquellos procesos en que el pensamiento simplemente parece fluir fuera de un marco propositivo explícito o deliberado
  2. Un antecedente de esta clase de proceso de pensamiento queda magritralmente ejemplificado en la metáfora de "la corriente de la conciencia" formulada por el gran psicólogo William James. En sus "Principios de Psicología", obra clásica de la Psicología moderna, James compara al pensamiento con el fluir de un río, asignándole -entre otras- dos características básicas: la continuidad y la inestabilidad. En efecto, a través de un simple ejercicio introspectivo se nos revela que nuestra vida mental puede entenderse como la caleidoscópica sucesión de nuestros estados de experiencia, donde los pensamientos ocupan una porción fundamental. A través de tal ejercicio podemos notar varias peculiaridades:
          Ningún pensamiento / estado mental parece igual a otro

          
Ningún pensamiento / estado mental es estable: la regla parece estar dada, más bien, por una permanente mutación

          
En la vida mental parece haber continuidades sin intermitencias

          
Inspirándose en las reflexiones de James, quien escribe esta reseña sugiere que podría sostenerse la existencia de al menos cuatro determinantes y/o desencadenates de la corriente de pensamiento

- La percepción: ver o escuchar algo dispara un pensamiento con capacidad de iniciar un nuevo flujo y detener uno anterior.

- La asociación de ideas: dentro de un flujo de pensamiento puede desencadenarse una idea con capacidad de evocar otra coriente por vía asociativa mental

- El azar: Independientemente de las "lógicas perceptivas y asociativas" (y sin considerar especulaciones sobre el carácter último del azar mental), muchas veces sucede que hay ideas que simplemente irrumpen en el flujo de pensamiento ya sea bajo la modalidad del recuerdo espontáneo o del más simple azar

- Por último, la otra línea que parece estar implicada en el flujo del pensamiento es la deliberada y/o propositiva, pero esta es -precisamente- la que correspondería a la categoría de "proceso orientado a metas y sujeto a reglas", tal como se postula en el texto del Profesor Gustavo González.

          
Como lo señala el Prof. G. González, el ejemplo paradimático del pensamiento como fluir de la experiencia conciente aparece representado por los fenómenos del ensueño y la fantasía diurna. Así, si hacemos uns simple introspección mnémica podemos reconocer que parte de nuestra vida mental está representada por cierto tipo de cadenas eslabonadas o guionadas de pensamientos que, no pocas veces, desencadenan en una fantasía desiderativa. (Vg. los ensueños diurnos que experimentamos en un viaje en micro, o una nocha de profundo insomnio, cuando no podemos hacer mucho más que "estar a solas con nuestro pensamiento")


2. El pensamiento como proceso orientado a metas y sujeto a reglas

  1. El segundo núcleo de significado para encuadrar el fenómeno del pensamiento se vincula a lo que varios autores han conceptualizado como "Proceso propositivo orientado a metas y sujeto a reglas“
  2. Esto refiere a un tipo de proceso mental caracterizado por la necesidad de alcanzar un objetivo o meta que se represnta en la mente con mayor o menor nivel de fuerza y nitidez.
  3. En términos enumerativos, esta variedad de proceso mental de pensamiento se expresa en fenómenos tales como: la resolución de problemas, el razonamiento, la elaboración de hipótesis, la formación de conceptos, la clasificación, el análisis, la síntesis, la comprensión, la interpretación, la explicación, la argumentación, etc.
  4. Como podrá apreciarse, cada uno de los elementos presentes en la lista anterior posee un denominador común: parece implicar un propósito del pensador en pos de una meta determinada.
  5. Esta variedad de pensamiento "hereda" ciertas particularidades producto de su naturaleza básica. Así, su filiación al plano propositivo define una arquitectura mental abstracta donde, entre otros, cabe distinguir -a modo de elementos- los estados-metas, los estados iniciales y las posibles operaciones que pueden accionarse
  6. Lo anterior define una especie de espacio simbólico en que el pensador desarrolla su actividad, y donde éste se representa determinada información de partida, determinado "punto de llegada" y determinado tipo de posibilidades de actuación. Son precisamente esas restricciones lo que justifican la expresión de "sujeto a reglas" para caraterizar el proceso de pensamiento, en la medida en que el pensador asume (con mayor o menor razón) que cierto tipo de operaciones mentales resultan legítimas mientras que otras no.
  7. Esta particularidad de simbolizar diferentes aspectos de la realidad en aras de avanzar hacia una meta ha justificado que, como señala Gustavo González, en el marco de las definiciones académicas sobre pensamiento sobresalgan las siguientes propiedades:
          El pensamiento supone una detención de la acción motora para instaurar una "acción reflexiva“

          
El pensamiento supone una serie de acciones u operaciones internalizadas, que el pensador realiza sobre la base de una previa representación del problema-situación.

          
El pensamiento constituye una réplica en miniatura (Vg. una representación) de una situación-problema.
 
          El pensamiento es una proceso simbólico que permite "llenar los huecos de la experiencia", con un fin adaptativo.

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